Convencida de que solo suceden una vez las cosas, decidí por el dulce y suave sabor de los colores de aquél arcoírirs, de esa silueta con tonos tibios, de esa noche con destellos de miel. Y lo que es la vida, sencillamente el coraje no fue suficiente.
Es cuando te enfrentas a ti mismo, a tu pasado, a tus más espantosos momentos de sufrimiento y desesperación, a los recuerdos que te traían mariposas a bailar en tu barriga, a todo aquello que un día, como una cruda tormenta de invierno, azota contra tus más bellos momentos, a aquellas cosas que dibujaban sonrisas o lágrimas en tu rostro, a tus propios fracasos y traumas, victorias, logros y regocijos. Es todo esto ante la magia de lo sublime, es todo esto, ante ti misma.
Y ahí estás. Atento, diligente, como una gacela ante su cazador, acorralada y presionada, simplemente allí estás.
El mundo, por esta vez se detiene, y tienes la impresión de que por primera vez, la soledad y el silencio son el mejor complemento, son tu mejor compañía. Tú contigo misma. Y abres los ojos, y sólo puedes verte en él. Ya tú quedaste atrás...
... Podría besarte ahora mismo y no mirar esas murallas cálidas e imponentes que se levantan en el preciso momento en el que tu sonrisa y tu voz envuelven lo que soy.
Podría amarrarte con mis brazos y abrazarte con mis labios, sellar con cada beso las palabras que el silencio emite...
Podría solamente sentarme y escucharte y dejar que el tiempo sea nuestro consejero, nuestro amigo y, al final del día, descubrir en tu piel aquellas gotas de sol que sonríen y bailan...
Ser tú, ser yo, ser el aire que se eleva hasta el cielo, ser el viento que estremece tu cuerpo, y que tus manos y las mías sean el eterno sonido del amanecer...
y es ahí, cuando te das cuenta, que las cosas solo suceden una vez.- |