iNSiDE

We all begin out with good intent, when love is raw and young, we believe that we can change ourselves, the past can be undone, but we carry on our back the burdens time always reveals, in the lonely light of morning, in the wound that would not heal, it's the bitter taste of loosing everything , i've held so dear... FEAR!

presentes.-

22 feb 2017

Tratamiento 21 días

Esto ya se ha salido de control. Y me gusta. Disfruto mucho cuando mi corazón ya no da más de todo lo que está viviendo y me pide a gritos una terapia. Y es que cuando empiezas a odiar tu canción favorita, cuando no puedes ni regresar a tu lugar ideal para caminar, cuando no puedes ir a tu lugar de comida que tanto disfrutas, cuando no puedes usar tu perfume deseado, cuando no puedes dormir en "ese" lugar de tu cama, cuando tus ojos se llenan de lágrimas al pararte a fuera de tu casa por recordar aquél primer beso, cuando abres tu álbum de fotos y encuentras fotos de él, contigo, felices, sonriendo... En simples palabras, cuando empiezas a odiar todo aquello que amabas y disfrutabas con pasión, porque simplemente fuiste tan honesta, segura y entregada que compartiste con "EL" todos tus lugares y momentos favoritos, entiendes que algo no está bien. Y sí, concluyo que hacerlo parte de mi rutina y de la intimidad de mi vida, llevándolo a mis lugares especiales, fue una gran mala y pésima decisión. -Entiendo lo de la mala ortografía, pero la verdad es que quiero ser bien exagerada con mi expresión, porque es verdad, fue una pésima decisión haber hecho eso-. 
Ya han pasado tres semanas, 28 días exactos desde que decidimos (él decidió) ser amigos. La ciencia dice que somos animales de rutina. Los hábitos, por ejemplo, se forman por cada ciclo de siete días, por tres semanas. Dicen que si prácticas una acción repetidamente por 21 días, eso, se convierte en un hábito... Bueno, yo ya estoy en las cuatro semanas de "ser amigos" y creo que mis sentimientos ya se están racionalizando. Pero les digo que no ha sido fácil. No hay dolor más grande que un corazón roto. No hay dolor más grande en tu mente que esas dos malditas palabras: seamos amigos. Porque simplemente en tu mente, estabas tan tranquila y segura de que todo iba bien... Que con el paso de los días y las semanas de tanta alegría, sin peleas ni malos entendidos, simplemente no crees que algo vaya a terminar de la noche a la mañana. Cuando todo va tan bien, cuando hay tanta felicidad a tu alrededor que ni hay palabras para explicarlo, en serio, la propuesta amistosa sencillamente te destroza mentalmente. Y cuando tu mente explota...? Nada más que hacer. Y comienzas tu ciclo de tres semanas, rogando que esta vez la ciencia este de tu parte, y que en 21 días más, vivir sin él, sea un hábito dominado en tu vida. Los siete primeros días son horribles... Para mi lo fueron. No hablo solo de lágrimas constantes de la nada, hablo de aromas, de miradas, de gestos, hablo de cuando tu piel grita su nombre, cuando los recuerdos reclaman justicia y verdad, cuando tu desgarrado corazón suplica por su mirada reconfortante, cuando tus suspiros detienen tu agitado mundo, solo para recordarte que en su mirada encontrabas esa pausa dentro de esta eternidad. Ahí estás en esa primera semana, recordándote a cada segundo que esto va a pasar, que no es para siempre, que el dolor volará, y lo importante que es vivir un día a la vez. Así llegué a mi segunda semana, mentalizada en vivir un día a la vez. Dejé a mucha gente de lado, incluso a mi familia que vive en otro país les dejé de hablar como de costumbre, vivía en una inercia. Mi amiga llegaba cada tarde o cada mañana, para levantarme de la cama y recordarme lo lindo que estaba el día, para finalmente, al terminar el día, ella y yo pudiéramos disfrutar de una cerveza jugando pool en nuestro bar favorito. Y llegué a una gran conclusión. Descubrí la razón por la que el dolor de no comer no es "tan dolorosa"...  El dolor que hay en tu corazón es tan grande, y tan fuerte, que al final entiendes que la única forma de "aliviar" ese dolor, es sintiendo un dolor más grande que ese, y para mi ese dolor aliviador estaba en sufrir de hambre... Dejé de comer... Una banana y mucha agua fueron mi dieta por unos 10 días... Y bueno, dije que sí a todo a lo que me invitaban, solo quería distraerme y por nada del mundo pasar momentos solas, TODO me recordaba a él. A mi alrededor TODO me gritaba que lo extrañaba. El silencio, el frió y el vacío en mi dormitorio me decía que lo necesitaba... Es por eso que me entregué a los planes de mis amigas, y sirvió. Sobreviví a la segunda semana... por cierto, en esta segunda semana besé a tres chicos, sí, tres, en un solo día, pero lo hice con los ojos cerrados, porque de esa forma podía sentir que lo estaba besando a él. Cosa que no sirvió por cierto, por eso intenté con tres... Pero no, JAMÁS funcionó. Sin verlo, sin mensajes, entré a la tercera semana algo más respuesta. En realidad, durante esos días, muchas cosas estaban sucediendo a mi alrededor. Por lo tanto, estaba obligada a preocuparme de otras cosas. En esa tercera semana, luego de gritar, de odiarlo, de llorar a mares, y vomitar de dolor, finalmente entendí que me gusta, que quizá me enamoré, entendí que en él encontré lo que buscaba de hace mucho tiempo, no se si ese algo que es para siempre, sino que ese algo que era para mi presente. No quise arrancarme de mis sentimientos. Acepté que aún lo quería. Y creo que me hizo bien. La verdad es que creo que tratar de evadir la realidad no es bueno. Al final, llega un punto en el que la realidad golpeará tu cara y te dolerá. Por eso prefiero y preferí, aceptar la verdad en ese momento. Cuando se cumplieron 25 días sin verlo, nos juntamos, "como amigos"... Y ya había entrado a mi cuarta semana, y aún así, verlo no me dolió. La verdad, lo pasamos muy bien! Fue una gran noche, no hubo besos ni abrazos ni cosas de coqueteo. Quizá porque en mi mente yo estaba muy enfocada en que solo eramos amigos, y pese a que él usó la polera que yo le regalé para navidad, y pese a que durante la película me recordó que su cumpleaños estaba por venir, y pese a que me pidió un vaso de agua sin hielo, pese a todos sus esfuerzos por recordarme que él me conoce bien, pese a todo ello, no sufrí. Volví a casa a las 2 am, y no dolió. Acepté con calma que lo quiero, que pese a no verlo por largo tiempo ni saber de él, sigo disfrutando de las mismas cosas, sigo queriendo nadar en su mirada, sigo admirando su forma de ver la vida, sigo enloquecida por su arrogante y dulce actitud, sigo anclada en la forma en que mira... Han sido semanas complicadas, pero concluyo que el amor no duele. Solo está en cada uno la decisión de aceptar el dolor de la forma correspondiente. Yo, acepte el dolor como un desafió y una gran oportunidad para crecer y seguir adelante. Por esto, luego de 28 días, decidí caminar por esos lugares marcados de nuestras pisadas, decidí escuchar aquella canción que puso para mi en el bar, decidí tomar la fotografía que él tomó por primera vez conmigo, decidí sentarme y detenerme en todos aquellos lugares que vieron nuestros labios abrazados, decidí congelar en fotografías la misma puesta de sol que disfrutamos juntos, decidí revivir cada uno de los momentos marcados de él, pero esta vez, sin él. Esta vez fueron los lugares y momentos solo conmigo. De esa forma, ahora ellos pueden estar llenos solo de mi. 














No hay comentarios:

Publicar un comentario