iNSiDE

We all begin out with good intent, when love is raw and young, we believe that we can change ourselves, the past can be undone, but we carry on our back the burdens time always reveals, in the lonely light of morning, in the wound that would not heal, it's the bitter taste of loosing everything , i've held so dear... FEAR!

presentes.-

2 abr 2018

Pensamientos de primavera

Amigo-pololo.
Qué es eso? Imposible! Eso jamás existió ni existirá. Es la falacia más grande de la historia!
No se puede ser amiga de la persona a la que amas, porque el amor lleva consigo un compromiso
con tonalidades distintas a las que lleva una amistad.

Ok. Sí, me rompieron el corazón -nuevamente- lloré, grité, comí helado y chocolates por toneladas.
Casi decido cortar y cambiar el color de mi cabello.
Casi decido volver a Chile y “empezar de nuevo” --porque ahora vivo en Estados Unidos.
Y sí, intenté retomar mi relación con él a través de diferentes medios por alguna u otra forma… No sé si yo soy ingenua, no sé si seré ciega, no sé si seré tonta…
Y bueno, aquí va un poco de ese desahogo común, pero necesario, que la gran mayoría de las mujeres vivimos. En cada quiebre o desilusión amorosa, las preguntas y cuestionamientos son siempre por el lado femenino. No nos basta con haber terminado una relación, o con haber sufrido lo suficiente cuando él decidió tomar distancia y seguir adelante; no, eso no fue suficiente. Necesitamos más daño para poder sanar de forma completa e íntegra. Y ahí es cuando nos refugiamos en noches de películas y chocolates. Pero señores, no hacemos eso de placer, lo hacemos simplemente porque necesitamos más preguntas y respuestas en nuestra cabeza. No nos basta con las palabras basuras y estúpidas que salieron de su boca, cuando dijo: “no tenemos química”; “estamos en diferentes páginas”; “somos muy diferentes”; “no tenemos gustos en común”; etc... Todas esas mierdas baratas no son más que palabras vacías, sin contenido ni explicación. Y a raíz de esto, es que nos enclaustramos en nuestras noches de películas endorfinizadas, simplemente porque con ellas, podremos escuchar o ver actitudes o palabras que responderán a una simple pregunta: "qué hice mal". Ven? las preguntas nunca giran en torno al qué sucedió mal, o qué hicimos mal, no. “Si tan solo supiera qué hice mal de seguro podría remediarlo y podríamos volver a estar juntos…” Todas, sí, TODAS hemos dicho esto ante un quiebre. Y por muy independiente que seamos, y por más que amemos nuestra hermosa y digna fortaleza, no podemos negar que una pequeña parte de nosotras grita culpabilidad. Miramos películas por horas simplemente tratando de encontrar esas maléficas frases que puedan recomponer nuestro corazón, pero olvidamos que nuestro corazón no es un actor de hollywood capaz de interpretar un papel de corazón roto y después protagonizar un “vivieron felices para siempre”. No.
Nuestro corazón es un músculo y una mierda bien llena de cosas que algunos le llaman sentimientos… bla bla… Sufrimos, lloramos, nos levantamos, nos amamos, nos ponemos felices de saber que somos bonitas, sonreímos, y recordamos lo que él nos dijo el 5 de diciembre a las 9 de la noche, y nos volvemos a tirar a la cama con otro litro de helado… Vemos otra vez “esa película”, nos lamentamos, nos culpamos, lloramos, gritamos, nos abrazamos, nos quedamos dormidas, despertamos con nuevas energías y comenzamos nuevamente el mismo círculo… Han pasado cinco meses y no le has escrito ningún mensaje por ninguna vía. Te sientes orgullosa de ti misma y de lo que has logrado durante estos meses: has eliminado su número, lo eliminaste de facebook, dejaste de seguirlo en instagram (pero tu instagram es público, de esa forma él puede seguir siendo testigo de tu “happy life”), eliminaste snapchat, no sabes nada de él y simplemente ya dejaste de escribirle pidiéndole que se junten “como amigos”... Estás orgullosa! Lo lograste!
Y con esto, incluso es posible que en el camino exista la posibilidad de recomponer un poco tu vida, y lograr otras cosas. Porque al final de cuentas, lo que importa, es avanzar. Las heridas dejan cicatrices y ellas son las encargadas de recordarnos una enseñanza.
Mi lección, es que pase lo que pase, al final del día, puedo mirar el cielo, respirar, sonreír, y entender que la vida sigue, y yo, quiero seguir con ella.

23 sept 2017

Inicio y final: la semántica del dolor

Cuando sanar significa empezar de cero, y cuando empezar de cero significa partir.
“Todos hemos sido heridos. Todos hemos sufrido. Todos hemos preguntado al cielo mil veces ¿por qué yo? Todos hemos querido volver atrás y no cometer ESE error. Todos hemos sido dañados y todos hemos leído sobre el dolor y la sanación. Pero, ¿qué sucede más allá del dolor, qué podemos encontrar cuando cruzamos el umbral y nos permitimos sanar ? ¿Qué sucede con nuestro dolor cuando sanamos?”
Quizá estaría mal reconocer ahora, luego de casi tres años, que mis intenciones de venir a Estados Unidos no fueron las más solidarias y convencionales. No fueron estrictamente académicas, laborales, sociales ni culturales. Claramente no me subí a ese avión el primero de Marzo del 2015, pensando en vivir la aventura de mi vida a través del “sueño americano”, no. Y de seguro, más de alguna de las personas a mi alrededor se habrán preguntado porqué decidí irme en un momento tan complejo, de tanto dolor y confusión, ¿cómo se me pasó por la mente partir con maleta a tierras extrañas con un corazón roto? Pues bien, con mi confianza en Dios y recordando que mi experiencia como niñera y mis estudios en comunicación me ayudarían a tener un futuro exitoso, es que tuve el valor de subirme a ese avión. Y aún con mil preguntas en mi mente, mil dudas, mil miedos, mil ansiedades, y aún en el mar de confusiones, yo solo tenía una idea muy clara en mente: Sanar. Y para eso, no había fecha de vencimiento, solo quería salir y volver a sonreír sin fingir. Sabía que no sería fácil, que tomaría mucho esfuerzo, sacrificio, y trabajo, pero estaba dispuesta. Pensé que en la soledad y en la distancia sería mucho más efectivo recuperarme. Sí, fuí bien egoísta! Pero, ¿qué sacaba con seguir en Chile toda destrozada? ¿A quién le servía que yo estuviera por el suelo? A nadie.
Comenzar de cero, para mí, significaba no volver a cometer los mismos errores que cometí estando en Chile. Intentar por todos los medios de no hacer todo aquello que me llevó a destrozar mi corazón y alejarme de mis sueños. Comenzar de cero, en resumidas cuentas, era no volver a caer en el mismo punto en el que estaba cuando dejé Chile. Ese agónico espacio lleno de sentimientos, pero principalmente lleno de temor. Esto se traducía a tratar de encontrar un nuevo estilo de vida y por supuesto, de no seguir siendo la misma, pero sin cambiar mi esencia. Sabía que debía arrancar, y por ningún momento me detuve a pensar en cómo me pondría de pie nuevamente, o qué debía hacer para re armar mi alma, simplemente debía seguir adelante. Estando en Chile sólo sabía dos cosas: que estaba destrozada y que viviría en Estados Unidos. La idea de vivir por un año en las tierras del norte me parecía estupenda, considerando que comenzaría desde la nada. No conocería a nadie, no hablaríamos el mismo idioma, no sería la misma cultura, no habría ningún pasado del que arrancar y por supuesto, todo sería nuevo para mi. Por lo tanto, me perdería en la aventura de conocer y explorar todo cuanto me rodeaba. Pensar en la experiencia de aprender y poner en práctica un nuevo idioma y una nueva cultura, me tenía completamente emocionada y, no quedaba espacio para pensar en lo que dejaba atrás. Era algo así como un borrón y cuenta nueva. Ese era mi pensamiento constante antes de viajar. Ese era el sueño que quería alcanzar: volver a encontrarme, volver a ser yo, volver a amarme y disfrutar de quien soy. Estaba simplemente esperanzada. Ese fue el único sueño que puse en mi maleta. No pensé en planificar mi estadía, ni en qué hacer con el dinero, ni a dónde viajar, ni siquiera pensé en querer encontrar a un hombre o al amor de mi vida (de verdad)... Recuerdo que muchos me decían que me iba porque quería encontrar a un gringo para casarme, pero ante todos esos prejuicios, solo sonreía, y pensaba: estúpidas mentes reducidas, no tienen idea de lo que hay en mi corazón…
Mientras esperaba por viajar, me seguía tragando mis palabras, y en silencio, esperaba por mi arranque. Arranque que venía anhelando desde unos cuatro años antes de venirme a Estados Unidos. La verdad es que nunca quise hacerlo antes, porque me considero una mujer muy racional, y hasta abril del 2014, nunca encontré las razones “suficientes” para irme. Pensaba dentro de mi, que por algún lado llegaría una solución a mi alma destrozada. Creo en Dios, y me acerqué muchísimo a Él mientras todo esto sucedía, pero mientras le pedía por ayuda, debo reconocer, que mi estática actitud no ayudaban mucho tampoco. Recuerdo con deleite un día en el que entendí que debía HACER algo por mi misma. Estaba viendo una película, en la cual la protagonista cuenta una historia que tocó mi corazón. Hay un viejo chiste en Italia sobre un hombre que pasó muchas horas clamando a Dios para que por favor se ganara la lotería. Este hombre quería ser millonario, y clamaba y clamaba rogándole a Dios poder ganarla... Hasta que un día, Dios, cansado de escuchar sus súplicas, se le aparece y le dice al hombre: Amigo, por favor, ¿puedes por lo menos ir a la tienda y comprar un boleto de lotería? ¿Cómo pretendes ganar algo si no has dado siquiera el primer paso? Pues bien, con esa lección en mi corazón, me compré mi boleto de lotería y decidí re armar mi vida lejos de todo y de todos y decidí partir a Estados Unidos.
En fin… los días pasaban y mi mente estaba cada vez más en blanco. Aprendí a enfocarme en un solo pensamiento (sanar) y no darle lugar a los miedos, prejuicios, y temores. Tenía el apoyo de mi familia y un par de amigos, así que con eso era suficiente. Lo más loco, es que este mismo viaje, tuvo algo así como un un efecto colateral impresionante. Jamás pensé que con la decisión de viajar, otras cosas se revelarían, elementos que sin duda dolerían, pero ayudarían a sanar. Cuando se concretó el plan de viajar, muchas personas que consideraba importantes, me dieron la espalda, me criticaron, y me ofendieron (y me seguían dañando), pero, qué va! La decisión ya estaba hecha y solo me bastaba esperar el bendito 1 de marzo para partir. Durante la espera, las personas que yo consideraba amigos o importantes en mi vida, se redujeron a un número contado con la palma de una mano. Recuerdo a una de mis dos amigas, con quien compartí una noche de café y caminatas antes de que ella entrara a trabajar en su turno de noche, ella me dijo: “Amiga, solo quiero que vuelvas a ser feliz…” ¿Feliz? Suspiro… Mi otra amiga solo me recalcaba la idea de que me viniera a pasarlo bien y disfrutar de todo lo que me entregaría este país, considerando por supuesto mis parámetros y mis límites. Nunca dejando de ser yo: la lesa con cara de poto bonito. (jajaja).
Como se lo pueden imaginar, ahora luego de casi tres años de haber comprado ese boleto para emprender vuelo hacia la búsqueda de mis sanación y restauración de mi alma, puedo decir que no fue fácil. Mis noches en tierras extranjeras eran llantos continuos, y no porque extrañara a mi familia, o porque quisiera la comida chilena, o por la frustración de vivir en una cultura diferente. No. Yo simplemente lloraba del dolor y de la pena de sentir que con viajar no bastaba. Que con despertar en un lugar nuevo y desconocido, la pena no se iría. Lloraba y lloraba simplemente porque aún no estaba sana y para ello, tenía que vivir mi proceso de restauración como debía: enfrentando mis miedos, mis angustias, mis heridas y sobre todo, encarar de frente y en pie aquellas palabras y actitudes de personas que fueron matando mi corazón poco a poco. Me paré frente a todos esos recuerdos, y por meses, uno por uno, los fui reviviendo, recreando, hablando con ellos, y perdonándolos. Recuerdo un día de primavera caminando por la playa de Torrey Pines en San Diego, bajo un sol cálido y abrazador. Tomé un puñado de piedras y una por una las fui lanzando al agua mientras en voz alta perdonaba a las personas con nombre y apellido. Mientras lloraba y gritaba del dolor, mi corazón crujía, y un suspiro calmaba mi alma.
Ese fue uno de los pasos más duros que tomé, pero uno de los más efectivos también. Viví en el vaivén del tratamiento del perdón por unos tres meses, por supuesto que no lo viví consciente. No fue un proceso al que me entregué un día al levantarme en la mañana y decir: ok, hoy empiezo mi tratamiento. No. Esto es algo que analizo luego de casi tres años. La clave de mi sanación y de aquellos tratamientos a los que me sometí, fue simplemente uno: vivir el día a día, un día a la vez. Sea lo que sea que ese día me entregará, lo viviría, sin tener control de mis sentimientos o pensamientos. Hay un gran elemento que vale destacar. Cuando estás en el proceso de sanación, debes entender que para encontrar el equilibrio necesario, deberás pasar por dos polos opuestos. Solo así lograrás el equilibrio. Por ejemplo, recuerdo que durante mi primer año, experimenté la realidad de vivir entre dos polos, de vivir en la indecisión de ni siquiera recordar "quién era  yo"... En fin. Hoy, a casi tres años de comenzar a vivir esta restauración, puedo simplemente decir: Todo valió la pena. Hoy, 23 de Septiembre del 2017, puedo sonreír con confianza y sentir que he vuelto a ser yo, que las lágrimas continuas en San Diego, que los juegos de pool sin parar aquí en Marín County, que mis incontables citas de tinder, que las peleas eternas conmigo misma, que mis gastos en comida, ropa y viajes, han valido la pena para que yo esté hoy aquí, dándole un gran abrazo a mi presente y esperando mi futuro con una brillante sonrisa.



“Retroceder nunca. Rendirse jamás.”

15 ago 2017

un segundo

Tengo Miedo.
Me conmuevo en el baile aletargado de mis pensamientos matutinos, esos que me recuerdan que el tiempo avanza, y con él, mi solitario corazón. Quisiera tan sólo detener el tiempo y revivir un par de cosas pasadas con finales inconclusos. por qué? 
El final de cada mirada y suspiro confluyen en el palpitar de tus besos. La locura delirante del juego de nuestras miradas se cierran en el atardecer invernal. Tersa y pálida como la nieve, tu piel se enlaza con la mia, dibujando mariposas extranjeras y errantes en rincones que el pasado olvidó. Bajo tierra el sonido de tu voz que se extravía sin futuro ni consistencia. Y mientras tus pasos se alejan, abro mis ojos y entiendo que la sombra presente del ayer es un fantama agónico y débil que no puede encontrar su regreso a casa. 
Quédate en el plasma de lo infinito, en el horizonte que se llevó el invierno. 
Mi suspiro continúa sin apuro, y frente a mi, los ojos verdes brillantes de un nuevo amanecer. 

29 may 2017

Las distancias

Ya es tiempo. He estado preguntándome lo mismo por un par de meses y aún no logro encontrar una respuesta. Me siento frente a espejos para ver si la respuesta la encuentro en mi cuerpo, en mi cara, en mi piel o en mis ojos, pero nada. El tormentoso silencio es la única respuesta que puedo encontrar, y ni aún así, ni siquiera en el más completo vacío conceptual puedo hacer callar la continua respuesta que mi mente me da: simplemente él no te quiso.
He intentado por muchos medios, y de diferentes maneras, poder decifrar lo que siento, pero es que sencillamente no me explico las lágrimas inesperadas que llegan luego de tocar la guitarra, o despues de ver un amanecer; es que malditamente no puedo parar de verte en los detalles de mi vida... En simples palabras, quisiera que entendieras que esto no se trata de de una locura estresante de sentimientos que tengo hacia ti, no se trata de una delirante obsesión por ti o por tu cuerpo, no se trata ni siquiera  de amarte, se trata simplemente de tu distancia.
A veces trato de entender qué fuimos, quizá si pudiera responder eso, podría pensar en cómo poder dejar de pensar en ti. Porque sí, lo hago, a menudo y no me averguenzo de ello... Si tan sólo pudiera volver a mirarte a los ojos y respirar contigo, de seguro tu corazón podría contarme qué sucede; porque sí, recuerda que te conozco muy bien, que entiendo perfectamente cuando te muerdes los labios, o cuando pestañeas sin parar mirando hacia otro lado, o cuando haces lo contrario, y te quedas pegado en mi mirada, en silencio, como si la ausencia de palabras fuera a significar nada para mi...
Quisiera que entendieras y que reconocieras todo aquello que fui cazaz de dar, y que por muy egoísta que suene, sabes que no lo podrás encontrar en nadie más... Dime si  podrás volver a las eternas tardes de música, tu con la guitarra y yo tratando de acompañarte con algún otro instrumento, porque bien sabemos, que al final, el maestro eras tú. Dime si en algún momento podŕas volver a ver la luna, esa misma que nos acompañó en nuestro primer beso, y no recordar que en algún momento dibujaste palabras nocturnas reconociendo que yo era tu luna porque eras tu mi sol. Dime si en algún momento podrás mirar el futuro y soñar sin recordar las ideas locas que tuvimos cuando estabamos juntos, pensamientos exquisitos sobre tener hijos, una casa con un gran jardin en donde tu puedas trabajar, y por supuesto, una casa con un cuarto en el patio trasero en donde podamos tocar musica todo el tiempo que queramos. Dime, por favor dime, si no me recuerdas cada vez que tocas la guitarra, o cada vez que vez un bajista, o cada vez que miras un bajo, por favor dime si aún no estoy en tus momentos de delirio musical o improvisación, dime que ya no estoy en ninguno de esos pensamientos, dime que ya no existo en tu deseo de impactar al mundo con la música, dime si ya no estoy cada vez que cierras los ojos, dime si ya no existo ni siquiera en la penumbra de tus indecisiones o tus incomprensiones. Por favor, dime si ya no estoy en nada de eso, por favor, libérame.
Sentir que quizás estoy en cada uno de tus recuerdos es asfixiante. Y pese a que estoy a más de 8000 kilómetros lejos de ti, siento tu aroma, tus brazos, tu mirada, te siento. A ratos, imagino que cruzo la calle para poder tocar a la puerta de tu casa y conversar contigo o simplemente abrazarte, pero luego recuerdo que no es la distancia la que me separa de ti, que no es un avión el que me impide abrazarte, sino que eres tú mismo quién me mantiene en la distancia, en el perfecto transe, en el limbo emocional clavado sobre una muralla, la misma que dejaste que otros construyeran para alejarme de ti. La misma muralla de la que fuiste testigo de su trabajo, que otros, con mucha dedicación y detalle construyeron. Usando cada palabra sutil, cada consejo, cada análisis, concluyendo que yo simplemente no era la ideal para ti. Así es como fueron armando esa gran muralla, palabra por palabra, prejuicio y juicio tras otro, que se traducen en piedra y cemento, material contundente para concretar su objetivo. Pero recuerda, no hay muralla tan fuerte en el mundo que no se pueda romper, y sé, confío, que piedra por piedra, ladrillo por ladrillo, se irá destruyendo con el paso del tiempo, y algún día entenderás que entre tú y yo simplemente existían mentiras, prejuicios, soberbias, envidias e invenciones de otros porque simplemente no soportaron nuestra felicidad...
Y esto no se trata de que quiero sentarme contigo a destruir esa muralla, o de acortar las distancias que nos alejan, o de alcarar un pasado asqueroso del que arranqué hace tres años atrás, no se trata de eso, se trata simplemente de que quiero ser libre, quiero dejar de buscarte entre la multitud, y quiero ser libre para encontrar un alguien que no se parezca a ti. Quiero no buscarte en la mirada de un hombre alto, o en las manos frias de una piel clara, o en los labios dulces y pequeños de alguien timido y respetuoso. Quiero dejar de buscarte en los abrazos en el corazón, esos abrazos que cuando me amarraban me llevaban directo a tu pecho, cerca de tu corazón. Quiero dejar de necesitar a mi ex porque en él te encontraba a ti. Quiero dejar de verlo a él, como te disfrutaba a ti. Quiero mirar a mi costado a un compañero de vida que no me lleve volando ferozmente hacia tu calidez efervesente, hacia tus caricias y besos, hacia tus sueños y locuras. Quiero saber y sentir que no soy parte tuya, que ya no estoy en tus recuerdos, que ya no soy parte de ti. Quiero solamente ser libre de ti. ¿Por que, sabes? la libertad no se encuentra en la distancia, y bueno, no la encontré corriendo de ti. Esta vez, librarme de ti está en tus manos, está en tus palabras, en tu corazón...
Tú y yo siempre existiremos entre las distancias. Lo irónico de esta declaración, sin embargo, no es la palabra distancias, sino que el énfasis y la deslumbrante realidad de esta declaración están en esas dos palabras al medio de la oración, en ese tiempo verbal eterno e inmaculado, en el advervio más incomprendido: siempre existiremos.

12 mar 2017

Cra-ghing One

Cra-ghing: El nuevo concepto que revolucionará la forma de entender la vida, las relaciones personales y por supuesto el amor. El nuevo concepto cuyo significado y aplicación se irá explicando a lo largo de las entradas en este blog. El nuevo concepto que marcará un antes y un después en el cómo vemos y vivimos la vida.

No entiendo, no entiendo, no entiendo porqué todo el mundo a mi alrededor (o sea la gente que me rodea, para no sonar tan exagerada...) me dice que debería escribir un libro. Todos, pero todos, me dicen que tengo una gran habilidad para comunicar, sumado a que, además, mi vida es algo... chistosa, irónica, divertida, no común. Bueno, creo que me anoto con lo segundo. Debo reconocer que mi vida pasa de un estado o una situación a otro en un solo segundo. Pero cambios drásticos... Es bien chistoso, cómo de un momento de mucha felicidad y alegría, puedo pasar a uno totalmente diferente a él. Y, sí, debo reconocer que estoy de acuerdo cuando las personas a mi alrededor dicen que mi vida es loca, y que es súper divertido que me sucedan cosas poco comunes, aunque creo que lo divertido está en el "cómo" me pasan esas cosas... Y la culpa la tiene mi ex. Él, es el que ha iniciado toda esta serie de eventos desafortunados en mi vida! Estoy segura! Porque él ha sido el primero en darme en un mismo momento emociones lindas y feas, él es quién me ha hecho llorar y reír al mismo tiempo, él es el primero en enseñarme a amar y odiar a la vez... Y sí, ríanse, hablo de mi ex, (mi único ex) con el que estuve 9 años atrás... Después de él, no hay ex. Ese es un capítulo especial. Antes de él, juro que mi vida era normal, no habían tres diferentes emociones o sensaciones en un mismo lugar, momento, y circunstancia. Pero luego de que él rompiera mi corazón, y clavara cada pedazo roto de él en la muralla china, cosa de que me demorara años en poder recoger cada pedacito para volverlo a armar... Porque luego de nueve años, créanme que esa es la única razón lógica que le encuentro a mi situación sentimental. Luego de él, mi vida se volvió un constante "Craghing" de situaciones que me mantienen en la alegría de vivir. Luego de él, nada volvió a ser normal, incluso no podía pasar de un estado a otro de forma ascendente o progresiva, al contrario, paso a ellos de golpe, de un segundo a otro estoy en el piso 40 del edificio, y en el próximo segundo, estoy en el menos 100... Pero así es mi vida desde hace nueve años, y no me arrepiento. 
Las entradas de ahora en adelante tomarán un rumbo diferente. Me cansé de dedicarle palabras a oídos que no quieren escuchar y a seres tan vacíos que ni siquiera sus mismos pensamientos encuentran un sentido en sus mentes. Me cansé de intentar de encontrar razones que expliquen mis sentimientos solo para mantener a otras personas tranquilas. Me cansé de esperar que otros vean lo maravillosa que soy, cuando en realidad la única persona que tienen que ver eso, soy yo misma. Y por eso, porque se que no soy la única que vive en la disyuntiva del yo versus el que piensa él de mi, es que quiero aprovechar este espacio para contar todas aquellas situaciones que vivo a diario, desde las más irónicas e irrelevantes, hasta las que me sumergen bajo la macedonia de pensamientos y sentimientos que me tiran a la cama con una caja de helado... Sí, se que no soy la única que vive en este vaivén de situaciones, y para que veas que no estás sola, escribiré. Y porque mi vida es como para hacer un libro, no tendré reparo en ser específica con ciertos detalles, porque al fin y al cabo, uno también aprende de los otros, y de esa forma, podemos avanzar como personas, especialmente cuando nos damos cuenta de que el que está a mi lado siente y vive lo mismo que yo, cuando nos damos cuenta de que somos humanos, de que vivimos y sentimos lo mismo estemos en la china o en canadá, estemos donde estemos, seamos de donde seamos, tenemos un corazón y una mente, sentimos y pensamos, y a través de mis experiencias, les aseguro, que luego de leerlas, más apreciarán al humano que está a su lado, pues entenderemos que somos iguales, y por eso, nos respetamos...

Tengo 26 años y mi vida amorosa es un desastre. No encuentro otra palabra que defina mejor ese pequeño y rectangular espacio en mi vida. Es impresionante mirar mi pasado y ver todos los intentos y fracasos que tengo en esa área. Tengo 26 años y agradezco todos esos tropiezos, porque pese a que soy una convencida de que una pareja no te completa, sino que te complemente, pese a que creo firmemente en que la felicidad, la plenitud y la alegría de vivir no la encontrarás en un otro, sino que en ti mismo, y pese a que creo que no necesito de nadie para ser feliz, pese a todo ello, creo sin embargo, que el proceso de estar en pareja, mientras buscas e intentas, mientras vives todo ello, definitivamente, aprendes y creces como persona, como humano, como mujer. Miro hacia atrás, y en algunos de mis procesos de aprendizaje y crecimiento hay un hombre del que aprendí algo importante. Hago un paréntesis... Tengo 26 años y solo tengo un ex, lo se. Pero desde mis 18 años, luego de que él rompiera en mil pedazos mi corazón y los mandara a china, obviamente he estado con otros, que por supuesto nunca se materializaron en nada concreto, por eso no los puedo llamar mis "ex". Pero sí, son varios... 

Tengo 26 años y créanme, la vida es hermosa. 

22 feb 2017

Tratamiento 21 días

Esto ya se ha salido de control. Y me gusta. Disfruto mucho cuando mi corazón ya no da más de todo lo que está viviendo y me pide a gritos una terapia. Y es que cuando empiezas a odiar tu canción favorita, cuando no puedes ni regresar a tu lugar ideal para caminar, cuando no puedes ir a tu lugar de comida que tanto disfrutas, cuando no puedes usar tu perfume deseado, cuando no puedes dormir en "ese" lugar de tu cama, cuando tus ojos se llenan de lágrimas al pararte a fuera de tu casa por recordar aquél primer beso, cuando abres tu álbum de fotos y encuentras fotos de él, contigo, felices, sonriendo... En simples palabras, cuando empiezas a odiar todo aquello que amabas y disfrutabas con pasión, porque simplemente fuiste tan honesta, segura y entregada que compartiste con "EL" todos tus lugares y momentos favoritos, entiendes que algo no está bien. Y sí, concluyo que hacerlo parte de mi rutina y de la intimidad de mi vida, llevándolo a mis lugares especiales, fue una gran mala y pésima decisión. -Entiendo lo de la mala ortografía, pero la verdad es que quiero ser bien exagerada con mi expresión, porque es verdad, fue una pésima decisión haber hecho eso-. 
Ya han pasado tres semanas, 28 días exactos desde que decidimos (él decidió) ser amigos. La ciencia dice que somos animales de rutina. Los hábitos, por ejemplo, se forman por cada ciclo de siete días, por tres semanas. Dicen que si prácticas una acción repetidamente por 21 días, eso, se convierte en un hábito... Bueno, yo ya estoy en las cuatro semanas de "ser amigos" y creo que mis sentimientos ya se están racionalizando. Pero les digo que no ha sido fácil. No hay dolor más grande que un corazón roto. No hay dolor más grande en tu mente que esas dos malditas palabras: seamos amigos. Porque simplemente en tu mente, estabas tan tranquila y segura de que todo iba bien... Que con el paso de los días y las semanas de tanta alegría, sin peleas ni malos entendidos, simplemente no crees que algo vaya a terminar de la noche a la mañana. Cuando todo va tan bien, cuando hay tanta felicidad a tu alrededor que ni hay palabras para explicarlo, en serio, la propuesta amistosa sencillamente te destroza mentalmente. Y cuando tu mente explota...? Nada más que hacer. Y comienzas tu ciclo de tres semanas, rogando que esta vez la ciencia este de tu parte, y que en 21 días más, vivir sin él, sea un hábito dominado en tu vida. Los siete primeros días son horribles... Para mi lo fueron. No hablo solo de lágrimas constantes de la nada, hablo de aromas, de miradas, de gestos, hablo de cuando tu piel grita su nombre, cuando los recuerdos reclaman justicia y verdad, cuando tu desgarrado corazón suplica por su mirada reconfortante, cuando tus suspiros detienen tu agitado mundo, solo para recordarte que en su mirada encontrabas esa pausa dentro de esta eternidad. Ahí estás en esa primera semana, recordándote a cada segundo que esto va a pasar, que no es para siempre, que el dolor volará, y lo importante que es vivir un día a la vez. Así llegué a mi segunda semana, mentalizada en vivir un día a la vez. Dejé a mucha gente de lado, incluso a mi familia que vive en otro país les dejé de hablar como de costumbre, vivía en una inercia. Mi amiga llegaba cada tarde o cada mañana, para levantarme de la cama y recordarme lo lindo que estaba el día, para finalmente, al terminar el día, ella y yo pudiéramos disfrutar de una cerveza jugando pool en nuestro bar favorito. Y llegué a una gran conclusión. Descubrí la razón por la que el dolor de no comer no es "tan dolorosa"...  El dolor que hay en tu corazón es tan grande, y tan fuerte, que al final entiendes que la única forma de "aliviar" ese dolor, es sintiendo un dolor más grande que ese, y para mi ese dolor aliviador estaba en sufrir de hambre... Dejé de comer... Una banana y mucha agua fueron mi dieta por unos 10 días... Y bueno, dije que sí a todo a lo que me invitaban, solo quería distraerme y por nada del mundo pasar momentos solas, TODO me recordaba a él. A mi alrededor TODO me gritaba que lo extrañaba. El silencio, el frió y el vacío en mi dormitorio me decía que lo necesitaba... Es por eso que me entregué a los planes de mis amigas, y sirvió. Sobreviví a la segunda semana... por cierto, en esta segunda semana besé a tres chicos, sí, tres, en un solo día, pero lo hice con los ojos cerrados, porque de esa forma podía sentir que lo estaba besando a él. Cosa que no sirvió por cierto, por eso intenté con tres... Pero no, JAMÁS funcionó. Sin verlo, sin mensajes, entré a la tercera semana algo más respuesta. En realidad, durante esos días, muchas cosas estaban sucediendo a mi alrededor. Por lo tanto, estaba obligada a preocuparme de otras cosas. En esa tercera semana, luego de gritar, de odiarlo, de llorar a mares, y vomitar de dolor, finalmente entendí que me gusta, que quizá me enamoré, entendí que en él encontré lo que buscaba de hace mucho tiempo, no se si ese algo que es para siempre, sino que ese algo que era para mi presente. No quise arrancarme de mis sentimientos. Acepté que aún lo quería. Y creo que me hizo bien. La verdad es que creo que tratar de evadir la realidad no es bueno. Al final, llega un punto en el que la realidad golpeará tu cara y te dolerá. Por eso prefiero y preferí, aceptar la verdad en ese momento. Cuando se cumplieron 25 días sin verlo, nos juntamos, "como amigos"... Y ya había entrado a mi cuarta semana, y aún así, verlo no me dolió. La verdad, lo pasamos muy bien! Fue una gran noche, no hubo besos ni abrazos ni cosas de coqueteo. Quizá porque en mi mente yo estaba muy enfocada en que solo eramos amigos, y pese a que él usó la polera que yo le regalé para navidad, y pese a que durante la película me recordó que su cumpleaños estaba por venir, y pese a que me pidió un vaso de agua sin hielo, pese a todos sus esfuerzos por recordarme que él me conoce bien, pese a todo ello, no sufrí. Volví a casa a las 2 am, y no dolió. Acepté con calma que lo quiero, que pese a no verlo por largo tiempo ni saber de él, sigo disfrutando de las mismas cosas, sigo queriendo nadar en su mirada, sigo admirando su forma de ver la vida, sigo enloquecida por su arrogante y dulce actitud, sigo anclada en la forma en que mira... Han sido semanas complicadas, pero concluyo que el amor no duele. Solo está en cada uno la decisión de aceptar el dolor de la forma correspondiente. Yo, acepte el dolor como un desafió y una gran oportunidad para crecer y seguir adelante. Por esto, luego de 28 días, decidí caminar por esos lugares marcados de nuestras pisadas, decidí escuchar aquella canción que puso para mi en el bar, decidí tomar la fotografía que él tomó por primera vez conmigo, decidí sentarme y detenerme en todos aquellos lugares que vieron nuestros labios abrazados, decidí congelar en fotografías la misma puesta de sol que disfrutamos juntos, decidí revivir cada uno de los momentos marcados de él, pero esta vez, sin él. Esta vez fueron los lugares y momentos solo conmigo. De esa forma, ahora ellos pueden estar llenos solo de mi. 














20 feb 2017

Será que...?

Y solo me pregunto si yo cruzaré por tu mente en algún momento del día, pues tú, pasas por mi mente todo el tiempo... Y luego de 25 días sin verte, aún no entiendo por qué mi corazón sigue latiendo de la misma forma. Y es que aún no me explico cómo es que después de tanta magia, tanta felicidad, tanta realidad, todo puede terminar en una restringida amistad. Cómo es posible que cuando dos personas se desean, terminen creando limites entre ellos... Y esta historia es algo así.

Hay una gran tormenta de invierno frente a mi. Estoy sentada en el suelo mirando la ventana que da hacia la bahía. A mi costado derecho la chimenea sigue prendida y sus llamas reflejan directo en la botella de chardonnay a medio llenar... Luego de tres copas de vino, mi mirada se detiene en la ventana y en la vista que ella me regala... Está frente a mi, imponente y aterrador, el puente que une nuestras tierras, el mismo que unió nuestros caminos que se encontraron con un beso bajo la luna invernal de noviembre... Y esa es toda la historia. Estás en cada recuerdo, en mi canción favorita, en mi lugar secreto más recorrido, en mi suspiro a media noche, en el espacio que se estaciona mi auto, en el amanecer sobre el puente, en el sol de las mañanas, en la luna que me acompaña por las noches. Estás. Estás en todo lo que me rodea, estas insistente recostado a mi costado de mi cama, estas en el aroma de mis sabanas, estas en la rotura de mi ropa interior, estás en las fotos que guardo en mi computadora, estás en la sonrisa de placer y el grito de deseo, estás en mi bar, en mi mesa de pool, en mi cerveza favorita, en mi vaso de agua sin hielo, en mi auto sin calefacción, en mi ruta de senderismo preferido... Estas en cada rincón de mi piel, en cada deseo inesperado y en cada pasión hilarante desatada en mis sueños.
Será que esta pausa es necesaria? Será que ser sólo amigos es lo que necesitamos? Será que después de un tiempo yo pueda olvidar toda la pasión que tú desatabas en mi? Será que en algún maldito momento del día pueda mirar por esta ventana hacia ese puente y no recordarte? Será que algún día, frente a mi espejo, pueda desnudarme con tranquilidad sin necesidad de tener tus manos en mi piel? Será que algún día pueda escuchar esa canción sin romper en lágrimas simplemente porque me recuerda cuando me defendiste en aquél bar? Será que algún día pueda volver a sentir el calor de tus besos? Será que algún día nuestra piel sea una sola bajo las sábanas cálidas de tu cama en una noche de lluvia? Será que algún día pueda no recordar cuánto te extraño y cuánto deseo tus besos y tu mirada? Será que algún día pueda pararme frente a ti, y poder mirarte a los ojos de la misma forma como siempre lo he hecho, con deseo, pasión, respeto y orgullo por lo que eres, por lo que das, por lo que me haces sentir. Simplemente espero que nunca llegue el día en el que parada frente a ti, te vea como a uno más, como a un conocido, como a un alguien que ya no es presente, que ya no enciende, que ya no golpea en mis ojos, como a un alguien que ya no es.
Simplemente te quiero.